lunes, 15 de diciembre de 2014

Con tu sonrisa, me quedaste sin respiración.

Iba como siempre, corriendo a gran velocidad por toda la avenida, todo me daba igual, con la moto me sentía libre, tenía libertad en mi misma. Cada vez aceleraba mas y mas. Recuerdo que ese día iba con unos pantalones rasgados, las botas negras, la camiseta blanca y mi chaqueta negra (mi favorita). Lo recuerdo todo, porque ese día, bueno mas bien esa noche, te vi por primera vez.
Había quedado en el parque de siempre, con mis amigas de siempre.
Pasé rápido por delante de ti, pero así y todo fije mi mirada en ti por poco tiempo, quien no se fijara es que estaría ciego...
Aparqué la moto y le puse el candado, como llegaba un poco tarde me dispuse a correr hasta el parque, hasta el banco donde mis amigas estaban.
Pasé por delante de ti y te miré, de repente me miraste y nuestras miradas se encontraron por una milésima de segundo, me pareció mágico, incluso imposible, tal vez era una tontería mía, porque estoy algo loca, pero no, todo era verdad.
Me giré y te sonreí levemente, me devolviste la sonrisa y estaba que no me lo creía, me sonreíste a mi, imposible, pero si, todo era cierto. Dejé hasta de correr, porque hasta con tu sonrisa, me quedaste sin respiración.

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