Pequeña historia de mi vida.

Me pasaba todo el día en mi habitación. Mis mejores amigos eran los libros y los protagonistas de las series y las películas. Vivo en un pueblo no muy grande, en el que yo pasaba y paso desapercibida. 
Llegué a juntarme con varias pandillas, pero sentía que no encajaba. Me sentía diferente a las demás chicas. Vestía diferente, escuchaba otros estilos de música, me encantaba leer y sobre todo no me gustaba estar de fiesta cada fin de semana. 
Era feliz con poco, pero me sentía marginada. En este pueblo, las chicas prefieren el reggaeton, las faldas y los tacones y yo sin embargo odio ese tipo de música y prefiero unas vans, una sudadera y unos vaqueros y no por ello soy menos femenina que las otras. 
Siempre había estado gordita, desde pequeña, por lo que se metían conmigo por eso, pero supe superarlo y hacer frente a las situaciones y eso me hizo mas fuerte, porque aprendí que lo bueno de alguien está dentro y no fuera. 
No necesitaba tener 10 amigas que luego te apuñalan por la espalda, si no las dos verdaderas que tengo ahora. Y aprendí una cosa, no seas quien no eres por caer a la gente bien, siempre sé tu, porque vale más que no te quieran por como eres a que te quieran por algo que nunca serás y algo que es imprescindible, sé feliz.