Una loca suelta

Ella. Sola en casa. Para ella, eso era el paraiso, no había nada mejor. Sabía que estaría todo el día sola y como llovía, decidió ver una película, con la manta y muchas chucherias.
No se decidía por ninguna película en concreto, pero tenía que ser una romántica y se decidió por un paseo para recordar.
Se puso el pijama para estar mas cómoda. Se fue al sofá, puso la peli y se arropó con su manta. Era feliz.
Al final se hartó a llorar, por el trágico final. Siempre que veía la película lloraba, aunque sabía lo que pasaría.
Para animarse un poco decidió poner música, pero para no molestar a los vecinos se puso los cascos a todo volumen. Puso una recopilación de sus canciones favoritas y se hizo un moño.
Se puso a cantar y bailar por toda la casa, como una auténtica loca. Fue a la cocina a beber sin dejar de bailar, de repente, alguien le pasó una mano en el hombro y se sustó.
Dio la vuelta y vio a su hermano con un amigo. El chico que a ella le gustaba. Los dos la miraban con una sonrisa divertida. Ella se miró y no tenía buena pinta con el pijama de ositos, sin una gota de maquillaje, descalza y con el moño. Notaba como se estaba poniendo colorada y se fue corriendo muerta de vergüenza.
Ella pensó que se reiría de ella, por haberla visto así, pero eso no fue un impedimento para una relación que aún no había empezado.